Resulta ahora extraño recordarlo, después de todo lo que ha pasado. En verano, cuando se celebró el Día Internacional del Orgasmo (femenino), la empresa de comparación de precios online Idealo realizó una encuesta de hábitos de uso en nuestro país, y se supo que es el lugar del mundo donde más económico sale adquirir producto erótico. Hay cifras que lo avalan. La orgásmica circunstancia culminaba un proceso de años, quizá un par de décadas; tiempo en el que se pasó de la compra furtiva de lo que solíamos llamar vibradores -incluso consoladores- en un lugar oscuro con luces de neón a conocer la idea de producto erótico: NUDE FOTOS EROTICAS lugares diáfanos donde los libros acompañaban a los dildos y donde el placer se defendía abiertamente. Empezamos a ser conscientes que somos los responsables de nuestro propio bienestar sexual, y que los juguetes eróticos pueden formar parte del proceso. España. Y en muchos otros lugares del mundo. Para el sexólogo Iván Rotella, lo vivido también responde a que hemos alcanzado cierta “madurez erótica”. Un fenómeno disruptivo en tanto que introdujo en la conversación social asuntos antaño tabú, como la masturbación, en especial la femenina, immagini porno erotiche las prácticas sexuales diversas y la asunción de que la mujer española había decidido tomar las riendas de su placer.

Distintas formas y tecnologías para impulsar el orgasmo, en solitario o no.

Piensa Alberto Gooding, responsable de comunicación en España de la firma sueca de productos eróticos LELO -que mantiene los mismos precios en cualquier lugar del mundo- que “la conversación ha trascendido del ámbito de la pareja o amistades. Ya es habitual escuchar hablar de ello sin tapujos, en los medios de comunicación o en otros contextos, como el laboral, en el que hace unos años habría sido impensable”. Cree que “va calando la importancia de la sexualidad en el bienestar de las personas y que hablar de juguetes eróticos en el trabajo o comidas familiares ayuda a quitarnos el tabú de hablar de sexo”. Distintas formas y tecnologías para impulsar el orgasmo, en solitario o no. También reflexiona sobre el increíble cambio con respecto a la sexualidad que hemos experimentado Diana Fernández Saro, compañera de Rotella en la Asociación Española de Profesionales de la Sexología (AEPS) y al frente del gabinete Afrodisía, pues ve positivo que “los hombres y más las mujeres empiecen a valorar invertir en placer”. En los últimos dos años, los españoles -los juguetes también sirven para jugar en pareja- han conocido distintos artilugios con distintos nombres; succionador y Satisfyer entre los más conocidos. Pero la sexología advierte: “El consumo de juguetería erótica no conlleva mayor satisfacción”. Lo que no puede suceder es que, “en círculos de amistades empiece a quedar mal no tener o no estar a favor de la juguetería erótica”.

Fdez. Saro, “y también mucho desconocimiento”. No hay obligación de conocer qué es el squirting, de lo que se trata es de estar contento con las relaciones de las que se disfruta. En estos tiempos de riesgos en la salud, también mental, la sexología y la psicología insisten en la idea del cuidado y, en especial, del autocuidado. Y tener placer, desde luego. La sexóloga Norma Ageitos, especialista en sexualidades no normativas y también en el auge del producto erótico, nos desea lo que sigue: “Pensad en los juguetes más allá del uso habitual, o el uso para el que se nos vende, casi todos están pensados también para encuentros con alguien más, y eso es enriquecedor, porque nos hace crecer”. Y ahí también entra el bienestar sexual. Y aunque sin duda hablar abiertamente aumenta la divulgación y educación sexual, no es el objetivo que las personas inicien prácticas para las que tal vez no están preparados. Tanto analógico como digital.

¿Y esto cómo se usa?

Es decir, “verlo como opción y no como obligatoriedad”, por mucho que la sociedad hable de que esto es lo que ahora se hace. Decidir, al cabo. Y usarlo si nos place. ¿Y esto cómo se usa? En consulta, Rotella anima a las parejas a disfrutar de “un viaje de estudios”. Así habla también Gooding desde LELO: “Debemos desterrar esa creencia errónea de que los juguetes eróticos terminarán sustituyendo a las personas. Hay algunos especialmente diseñados para utilizar en pareja, como IDA o TIANI 3. La sexualidad hay que vivirla con libertad. Mientras respetemos a los demás, ¿qué problema hay en probar cosas nuevas?”. La firma que Gooding representa en nuestro país, junto a la sexóloga Valerie Tasso, también miembro de la AEPS, presentó esta semana su último producto, Soraya Wave 2, un conejito vibrador con ocho velocidades que, según explicó la propia Tasso en una rueda de prensa online, “permite dobles orgasmos”, la estimulación del clítoris y del punto G al mismo tiempo. Según una encuesta elaborada por la marca de productos Control con motivo del Día de la Hispanidad, “más del 30% practica sexo una vez a la semana y un 29,5% dos o tres veces a la semana, el 56,5% se considera fogoso y apasionado en la cama y cerca del 40% asegura ser de lo más divertidos, mientras un 38,7% de los españoles practica sexo anal, un 34,6% usa vibrador y a más del 30% le gusta atar o ser atado durante el acto sexual”. De acuerdo con una encuesta elaborada por LELO, “el 83% de las usuarias españolas de juguetes eróticos reconoce que sus orgasmos son más intensos cuando utilizan estos productos, frente a la penetración o la estimulación manual”. Lo explica la sexóloga Norma Ageitos, acostumbrada a responder dudas de quienes quieren iniciarse en este universo. Los juguetes eróticos suelen llevar su correspondiente “información sobre especificaciones y modos de uso”, resalta de hecho Alberto Gooding desde LELO. Lo cual no significa, naturalmente, que los españoles no estén haciendo el amor, o practicando sexo al uso, por mucho que 2020 sea el año del sexo a distancia y del juguete erótico. Rotella, “y una de las pocas maneras de sobrellevar lo complicado que está resultando 2020 es a través del placer, en todos los niveles, también el erótico”. Un dato importante: Eroticas muchos juguetes son unisex, no son sólo de hombre o sólo de mujer sino para ambos.

Me dije: ‘Esto es lo mío’.

Fue una explosión: descubrí el sexo esporádico. El nuevo libro de Adaia Teruel no se anda con ambages, tampoco en el título: Mujeres que follan(Libros del KO). Me dije: ‘Esto es lo mío’. Y así, hasta 27 cuarentonas relatan bajo pseudónimo cómo viven el sexo cuando se suponía que ya no lo vivirían más; o al menos, no tanto; o no tan bueno. No sé si con la edad me he vuelto más guarra o qué, pero ahora no tengo vergüenza ninguna». Verónica en realidad no se llama Verónica, pero sí tiene 46 años, está soltera, no tiene hijos y vive en Barcelona. Pasa de eufemismos para describir su sexualidad, redescubierta cuando la daba por perdida: «A mí me gusta sentir un buen rabo dentro». Si Verónica se entregó al placer a los treintaitantos, Salomé lo hizo a los 41 con un tal Pep, también después de separarse: «Antes de conocerlo creía que podía vivir sin sexo». Luz, en cambio, siempre se ha considerado «una cerda y una guarra», pero a los 44 ha decidido estrenar a su chico en las bondades de la sodomía: «A mí me parece maravilloso». Este compendio de entrevistas se gestó involuntariamente en un club liberal de Berlín el día del 40 cumpleaños del Kalvo, «amante» de la autora, padre de sus dos hijos y quien le sigue «dando los mejores orgasmos». Cortito y al pie.

¿Una guarra? ¿Una pervertida?

Allí en el KitKat, bajo el lema «perversión de alto nivel» y a ritmo de techno, se dio cuenta Adaia Teruel de que aún le quedaba un mundo entero por explorar. «Se nos ha dicho que los hombres tienen más deseo que nosotras y yo no estaba en ese punto. «Con alguien cercano te da pudor abrirte tanto, pueden conocer a tu pareja, pero ante una extraña es como descorchar una botella: todo brota». «Empecé a preguntarme: ‘¿Soy una adicta al sexo? «Había momentos en que no sabía si era periodista o terapeuta». ¿Una guarra? ¿Una pervertida? ». Y de aquellas dudas, estas páginas. Y lo que brotó fue la liberación tras la ruptura del tabú. Empezó por sus amigas, amplió a las amigas de sus amigas y cuando se quiso dar cuenta se le había ofrecido una desconocida en una notita deslizada sobre la mesa de una cafetería: «Por si necesitas a alguien más», y un número de teléfono. «Empecé a hablar con gente de mi edad y noté que aún había mucha vergüenza», relata por teléfono. Quería conocer las historias de mujeres como yo, como mi hermana, como mi vecina». Desde la comodidad del sofá de su casa, en el epicentro de su intimidad, brotaron los relatos crudos y deslenguados, como la vida misma, que Teruel ha transcrito casi tal cual, con sus «pavos» y sus «rabos».

«Este libro no es un estudio antropológico sobre sexualidad, tampoco una investigación periodística, en él no están representadas todas las mujeres ni todas las realidades», advierte el prólogo, casi como en un prospecto. Ferreiro divide a sus pacientes mayores de 40 en dos grupos: activas y anuladas. Son asertivas, se conocen mucho y entran en una época de madurez sexual con mucha más seguridad. Las primeras podrían protagonizar las páginas del libro de Adaia Teruel: «Ya no disimulan quiénes son. Ha desaparecido la presión de ser madre y aparecen las ganas experimentar». También como una invitación a rellenar un vacío. El 65% de las mujeres finge el orgasmo con sus maridos, pues ellas ya no van a fingir más. Las dos preguntas que más se repiten en su consulta son «cómo sé si me he enamorado» y «cómo sé si he tenido un orgasmo». Lara Ferreiro lo llama «el fantasma silencioso». ¿Por qué nadie habla de cómo follan las señoras? La psicóloga experta en relaciones de pareja se rebela contra el «modelo biologicista» que detecta demasiado a menudo en el diván: «Da la sensación de que las mujeres somos máquinas reproductoras, y cuando la sexualidad ha cumplido su función nos apagamos».

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Muchas arrancan una nueva vida tras un divorcio, no en vano las separaciones crecen cada año a un ritmo que alcanza las dos cifras porcentuales, pero otras no. «Pues claro que siento una gran responsabilidad», reconoce al teléfono la escritora. «Cuando mi protagonista lleva un tatuaje sé que muchas lectoras se lo harán, y cuando describo una escena de sexo tengo que tener mucho cuidado porque muchas la van a intentar recrear en casa». De romper tópicos sexuales, de destrozarlos uno detrás de otro sabe mucho Megan Maxwell, la novelista española que más ha vendido en la última década. Desde que odian su cuerpo, muchas veces porque sus parejas se han encargado de ello, hasta el miedo al envejecimiento, la anulación en pos de la entrega a los demás, hijos y nietos, y también un cierto edadismo interiorizado: el sexo es para los jóvenes». De día trabajaba como secretaria, y de noche escribía historias románticas. «Se juntan muchos factores. La autora tenía entonces 47 años. Otras sólo necesitan explorar. «La gente piensa que las relaciones abiertas sólo se las plantean los jóvenes, y para nada». Las anuladas, por su parte, hacen que la psicóloga levante el tono al teléfono: «Me pongo mala», afirma. Palabra de asesora de Ashley Madison, para más inri. Durante 12 años, nadie quiso publicarla, hasta que en 2009 Planeta dijo sí.

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